En las últimas décadas estamos viviendo una transformación digital de la sociedad en todos los sectores. Tanto en complejos procesos industriales como en los dispositivos electrónicos individuales, el uso de las tecnologías más innovadoras, como el internet de las cosas o la inteligencia artificial, consigue resultados más eficientes en todos los niveles. La búsqueda de esa eficiencia para la red de distribución de energía eléctrica ha llevado al desarrollo de las redes eléctricas inteligentes, o smart grids, una infraestructura fundamental para la implementación de las smart cities.
Estas redes son, en esencia, una combinación de la ingeniería eléctrica con las tecnologías de la información y la comunicación. Se trata de un sistema de redes de distribución eléctrica que incorporan tecnologías digitales a lo largo de todo el proceso energético, desde la producción, el transporte y la distribución hasta su almacenamiento y consumo final. El objetivo es interconectar de forma inteligente y dinámica todos los puntos de la red y permitir el intercambio bidireccional de energía e información entre el punto generador y el usuario final, transmitiendo electricidad y datos en ambos sentidos.
¿Cómo funcionan?
El funcionamiento de las redes eléctricas inteligentes está basado en su capacidad de telegestión, comunicación y control de consumo: la implementación de sistemas automatizados de información y monitorización permite responder de forma inmediata a las fluctuaciones de producción y demanda de energía.
Estas redes utilizan sensores IoT y dispositivos de control para monitorear de forma constante y en remoto todas las instalaciones conectadas y recabar información sobre la generación y el consumo de energía en todo momento. Un dispositivo clave serían los contadores inteligentes, cuyas lecturas telemáticas permiten conocer el consumo energético en tiempo real, tanto a la compañía productora como al usuario final.
Los datos recopilados por la red se reciben y se gestionan en los centros de operaciones. De esta forma, se puede conocer la situación de la red de forma constante: estado de carga de conductores y generadores, consumo en cada punto o temperatura exterior, entre otros supuestos. Esto permite identificar e incluso solventar cualquier incidencia de forma remota e inmediata gracias a los sistemas autónomos distribuidos por la red, que también posibilitan la previsión y prevención de cualquier falla. Asimismo, los datos recogidos desde los contadores telemáticos permiten conocer patrones de consumo con los que conseguir una distribución más eficiente de la energía.
¿Cuáles son sus ventajas?
La gestión inteligente de redes eléctricas supone un inmenso avance en términos de calidad, fiabilidad y flexibilidad que ofrece múltiples beneficios económicos, sociales y medioambientales.
La bidireccionalidad de la red permite una participación activa del usuario: además de poder gestionar y optimizar su propio consumo gracias a los contadores, puede vender y volcar a la red los excedentes de energía producida por sus instalaciones de autoconsumo.
La monitorización constante consigue una distribución más eficiente de la electricidad, ya que se responde a las fluctuaciones de producción y demanda en cada momento. Así, se redirige el flujo de energía para reducir tanto congestiones y picos de demanda como pérdidas. Asimismo, la capacidad de detección y respuesta automáticas ante anomalías, incluso en remoto, contribuye a hacer la red más segura y resiliente.
Todas estas características provocan una notable reducción de costes, tanto en los procesos de producción, operación y mantenimiento como en la facturación final que, al desaparecer las lecturas estimadas, será también más precisa.
Además, las redes eléctricas inteligentes son un elemento clave en la transición ecológica: no solo permiten una mejor integración y optimización de las fuentes de energía renovable, sino que reducen las emisiones globales de CO₂.
Aunque la tecnología necesaria para las smart grids está disponible y su funcionamiento es viable, todavía quedan varios retos que superar para su desarrollo masivo. Aun así, las redes inteligentes prometen revolucionar el consumo de energía ofreciendo un uso más eficiente, seguro y sostenible.